En la espera se pasan las horas.
El aeropuerto rebosado de gente que va y viene, con sus rostros de belleza desigual, alejados de su presente, que es, como el mío, esperar.
Sentado junto a los ventanales veo cambiar las horas. En las agujas del reloj, en los colores del cielo. Espero por mi vuelo retrasado, con ansia porque me lleva a ti.
Cansado de jugar con los desconocidos que pululan por los pasillos (algún día te contaré cómo imagino vidas, qué clase de sentimientos tienen, qué expresiones variadas contienen los rostros de la gente que va y viene en un aeropuerto) mi corazón que no descansa un minuto va hacia ti. Y mi mente, que no le va a la zaga, se deja querer, y se regodea en tu recuerdo, y aunque la espera es larga, me siento pegado a ti y sigo aquí.
¿Quién me lo iba a decir? Esperando, con unas ganas de un mañana, tú lejos y sin embargo tan cerca de mí que casi puedo olerte y sentirte y tocarte. Te veo en el reflejo del cristal, y tu imagen enredada con mis piernas parece que ríe de gusto porque al fin estamos juntos.
Llegaré a medianoche, creo. Y me falta tiempo para salir corriendo a buscar el coche, toda la vida aparcado y lleno de polvo, para llegar a casa y a ti. ¿Quién me lo iba a decir, tan pegado a ti que no vivo hasta tenerte cerca?
El corazón late, como tiemblan mis manos al tocarte. Eres una maravilla. Y me quieres, cosa que me maravilla. Y yo te amo, y no salgo de mi asombro.
El cielo se tiñe de púrpura. Parece que hace un siglo que no te veo y han sido sólo tres días. Horas que se escaparon de nuestros abrazos. Y sin embargo te tengo tan dentro, que cada momento a solas era una comunión, que cada minuto que pensaba en ti era dibujarte cerca y olerte y besarte y sentirme feliz y en paz. Así de pegado me hallo a ti.
Llaman ya… Me levanto como con un resorte. Doy un brinco: quiero ser el primero en todo. En sentarme, en bajarme, en encender el móvil, en llegar al aparcamiento, en dejar el bolso en medio de la sala y en aterrizar en tu cuerpo, con ese perfume tan tuyo, en una cama que huele a nosotros y a eternidad.
Vaya adonde vaya, contigo y sin ti, pegado a ti, por siempre.
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