(Por Mario Schauer desde Honduras)
Sigo adelante con los proyectos de este año, un día después veo que en mi bandeja de correo había un nuevo correo del tipo que me estaba insultando, el encabezado decía “Muchacho(a)”.
Por morbo personal decidí abrirlo antes de borrarlo y bloquearlo de mi correo electrónico.
El tipo que me había insultado en los correos anteriores me estaba escribiendo, llámenlo karma, destino o lecciones de vida, pero en este correo estaba disculpándose con mi persona, que se arrepentía haberme insultado de la forma que lo hizo en sus correos anteriores y me explico que recién uno de sus mejores amigos había sido diagnosticado VIH positivo.
Imaginemos un momento que en nuestro próximo chequeo médico salga un diagnostico positivo en la casilla de VIH, creo que es una de las peores noticias que podrimos recibir, sobre todo si creímos que jamás me pasaría o a alguien cercano.
Le contesté el correo sugiriéndole que se acercara a su amigo, y se convierta en un buen amigo para él, y que si necesitaba solo hablar con alguien, con gusto recibiré nuevamente un correo de el o de su amigo para darle apoyo, solo una persona que tiene VIH podrá comprender a otra que tiene VIH o SIDA.
No crean que me sentí alegre por el diagnostico de su amigo, al contrario, me sentí conmovido y apenado, de que aun en pleno siglo XXI aun hay diagnósticos de VIH positivos y todo por culpa de la falta de educación, de no romper el tabú y hablar de sexualidad con la familia, todos podemos concluir que no el matrimonio pero si la familia es la base de toda sociedad, la primer educación que recibimos no es del ministerio de educación, proviene directamente de la familia, esa es la primer escuela que tenemos en la vida, y por lógica humana sabemos que en algún momento de la vida de nuestros hijos, tendrán que enfrentarse al tema de la sexualidad, tarde o temprano, pero lo harán.
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