viernes, 9 de noviembre de 2012

Desde "La luz de mi armario"

Estimados amig@s...hoy hemos incluído un nuevo blog a "LOS MEJORES GAY BLOGS", tiene la particularidad de estar escrito por una madre con un hijo con las caracteristicas que tan bien conocemos nosotros. Sus posteos son reveladores y esperamos que sean una guía para aquellas madres desorientadas.

Blanca, su autora nos enterneció con solo leer la presentación a su blog llamado
"LA LUZ DE MI ARMARIO"...

"Nos pasamos la vida improvisando no? Improvisas cuando se te rompe el coche justo para ir al trabajo, improvisas cuando se te ha olvidado sacar el pescado para la cena, improvisas cuando tu hija te pregunta cómo se hacen los niños, y yo tengo que improvisasr cuando siento, intuyo, que mi hijo es DIFERENTE. Bienvenidos a mi blog, al blog de mis sentimientos, espero que os guste."

¿Cómo empezó todo?

Era muy pequeñito, quizás sólo tenía un añito, no lo recuerdo bien... bueno, la qüestión es que la hija de una amiga trajo a casa una muñeca y él se quedó prendado!!! desde entonces hasta ahora que tiene casi 11 años su mayor afición a sido jugar y jugar con muñecas, le llamaba la atención sobre todo el pelo largo que tenían, y poco a poco cuando empezó a hablar mejor nos dimos cuenta de que se fijaba en todo lo que se relacionaba con las mujeres:

si alguien se había cortado el pelo, si llevaba un bolso diferente, algo de ropa que le llamara la atención... total, que al principio y durante unos años nadie le daba importancia, pero más tarde empezaron los problemas, y por supuesto mi mayor inquietud, que él siguiera siendo un niño FELIZ.

Juega con muñecas, ¿y qué?

Me pasaba la vida justificando que mi niño jugaba con muñecas porque los juguetes no tienen sexo, porque no quería robarle su infancia, porque quería que fuera por encima de todo feliz, aún a sabiendas de que no era lo habitual, puesto que desde que somos pequeños tenemos los juguetes asignados por el género, pero me sentía especial por "permitir" que él decidiera, por encima de todos y de todo.

Cuando un niño es pequeño y te sientes tan segura de ti misma como madre, de que lo quieres por encima de todas las cosas, de que lo que estás haciendo es lo correcto, no hay nadie en éste mundo que te pueda hacer dudar, pero todo cambia cuando él crece y sigue con sus mismas aficiones.

Qué triste me sentí, qué perdida me sentí, por primera vez dudé de si estaba haciendo lo que tocaba, cuando empezaron los problemas serios en el colegio y mis padres, sí, sus abuelos, esos que en teoría tienen un amor incondicional hacia los hijos y nietos, me culpaban directamente de lo que estaba pasando, de haber sido tan tolerante, de haberle dejado jugar con muñecas... ya no hacía gracia, ahora ya molestaba, avergonzaba salir a la calle con él si llevaba una muñeca, y me hacían tantísimo daño, que me dejaban el alma helada, y lo peor, le hacían tantísimo daño a él...

Estoy segura, de echo, creo de corazón que no lo hacían, o no lo hacen con la intención de hacernos daño, pero hoy por hoy, sigo contestando lo mismo:
juega con muñecas, ¿y qué?

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