Ahora no se si te llamas Eduardo o Matías,
Will, Fernando o Manuel.
Sólo se que el tiempo te puso entre mis sábanas.
Confortable en tus brazos yo me dejé querer.
Quise tanto que fueras mi testigo y castigo
que la pasión travestida en ternura sin control
se avalanzó hacia ti
sin palabras dejándote,
despojando mis ansias, también mi cinturón.
Apareció esa fiera que escondida llevaba.
Mi deseo brutal por fin te secuestró.
En estas cuatro paredes donde siempre me alojo,
donde ahora me ahogo,
donde tú ya no estas;
donde tu olor me hizo y hace compañía
hay rastros de batalla, desechas las almohadas...
GAY APASIONADOS
¿Qué importa cómo sea él?
La pasión, todas las pasiones, no distingue modelos ni estereotipos. Las pasiones tienen su propia lógica y sus propios tiempos. La pasión no admite la casualidad, y esto nos hace dolorosamente sensibles a su presencia, a su ausencia, al menor gesto porque la pasión no tiene después, es puro presente.
¿Por qué se habla de la pasión gay?
¿Por qué no la pasión, a secas?
Porque contra todo lo que se dice (solo sexo, promiscuos, etc.), los gays vivimos en la eterna búsqueda del otro que nos colme, que nos contenga.
Hay razones que lo justifican...NOS HACEMOS SOLOS: crecemos solos, somos crudamente concientes de ser diferentes en una cultura globalizada que todo lo nivela por aplastamiento, pero nos hacemos para ese otro que esperamos. No hay relato gay en que no aparezca ese anhelo.
Lo que la sociedad no soporta no es que cojamos con varios tipos, sino la pasión y el placer que ponemos en juego en cada cogida, por intrascendente que esta sea.
¿Cómo saber si este no será el correcto...?
Y esa intensidad no es tolerada en un mundo anodino, donde el descontrol de la pasión está mal visto, a menos que sea en las imagenes de un film porno. Los gays somos el último refugio de la pasión que se desata permanentemente en nuestras vidas, y este estereotipo incomprendido suele transformarse en el anhelo oculto de tantos heterosexuales que para poder vivir un encuentro apasionado optan por buscar un contacto extramarital con un travesti o prostituta para poder experimentar la verdadera pasión que no hallan en sus relaciones formales.
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